Un año escolar en USA brinda la oportunidad de progresar, desarrollarse como persona, y ayudar a todos aquellos que van a formar parte de tu nueva vida.
Pablo, nuestro estudiante 2020/2021, durante su estancia americana, ha decidido ayudar tanto a su Host Family como a su comunidad, convirtiéndose en un alumno ejemplar. En este artículo nos cuenta como fue su experiencia y como la está utilizando para contribuir con su ayuda.
Nada más llegué a Salem, en Oregon, empezaron los “Wild Fires”. Todo el cielo estaba rojo y naranja, y no se podía respirar fuera por el humo. Mis hermanos y yo nos quedábamos en casa mientras que los padres se iban a trabajar. Aunque fue una experiencia difícil y delicada, fue una buena oportunidad para conocerles y empezar una buena relación con ellos. Esos días no hacíamos mucho pero jugábamos a juegos de mesa, hablábamos, veíamos pelis y nos conocíamos poco a poco.
Debido al COVID-19, mis primeros meses de colegio fueron online. Conocí a algunos estudiantes en las clases menos numerosas e hice un par de amigos, pero lo bueno vino en febrero cuando de verdad empecé a hacer amigos. La gente era super maja. Cuando sabían que era un Exchange Student se acercaban y me preguntaban muchas cosas. Los profesores también eran muy majos, y me ayudaban si necesitaba cualquier cosa.
En diciembre, me apunté a un voluntariado en Portland, Oregon. Este consistía en ir repartiendo comida a gente que no podía permitirse la cena de nochebuena. Me encantó esta experiencia y me sentí muy bien conmigo mismo porque le dimos la oportunidad a muchas familia de tener la cena de Navidad que no se esperaban.
Además, fue la época de Navidad la que más me ha impresionado y me gustado más hasta el momento. Aprendí muchísimo ya que nuestras tradiciones son muy distintas. Este cambio cultural ha hecho la Navidad que sea una de mis festividades favoritas. Seguí todas sus tradiciones, así como ellos aprendieron también de las españolas, como comer 12 uvas, una por campanada, en nochevieja!
Otra curiosidad que me ha sorprendido de la cultura americana han sido las propinas. A todos los sitios a los que he ido he tenido que dar propinas. Y he descubierto que esto se debe a que los salarios son más bajos y que viven básicamente de las propinas.
He tenido mucha suerte con mi familia y nos hemos unido mucho. Casi todas las noches nos sentamos todos juntos y vemos películas o series, o incluso jugamos a juegos de mesa, porque a mi Host Family les gustan mucho. Además, nos hemos ido todos juntos de viaje por el oeste de los Estados Unidos. Acabo de volver del viaje y he visitado Las Vegas, El Gran Cañón, Los Ángeles, San Francisco, entre muchas más ciudades.
Esta conexión que nos ha aportado, ha hecho que incluso esté ayudando a planear la boda de mi Host Brother que va a ser en mayo y que vaya a ser uno de los padrinos de la boda.
En lo que llevo de año escolar, esta experiencia me ha ayudado muchísimo a madurar y a crecer como persona. Estoy muy contento por haber ido. ¡Se lo recomiendo a todos aquellos que tengan ganas!
Pablo de Boadilla, Madrid. Estudiante en Salem – Oregon.
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